martes, 1 de noviembre de 2011

Leyenda de los cardones


Cuentan viejas relaciones...
tan viejas que ya se hunden
en la bruma legendaria,
que los ásperos cardones
que en las breñas milenarias
van trepándose a las cumbres
como huestes temerarias
de aguerridos batallones...

Son callados penitentes
que repechan esas cuestas
alentados por ardientes
ansiedades sempiternas.
Son las almas de los indios
entregados sin pelea,
que cumpliendo vil designio
van en busca de su estrella.

Pero antes que en las cumbres
alce alguno su cabeza,
lo flagelan las quejumbres
de sus manes con fiereza:
el cierzo curte su cuerpo
que en vano le opone puntas,
y los soles y el silencio
lo hieren con loca furia.

-Castigos que Pachamama
impuso a sus hijos flojos
que, ante fuerzas extrañas
pusiéronse un día de hinojos-.

Por eso es que a veces lloran
pálidas flores de seda
que pronto se tornan rojas
por el rubor de la pena...

Diz que detrás d'esas cumbres
que casi ninguno alcanza,
los cardos ven la relumbre
del "valle de su esperanza".

En ese valle descansan,
trocadas en suave aroma
de mil flores delicadas
y en traviesas mariposas
de mil colores pintadas
que danzan al dulce ritmo
de melodías aladas...
las almas de los bravíos
titanes del Humahuaca
que oponiéndose al impío
sojuzgador de su raza,
cayeron peleando, altivos.

Sus alaridos resuenan
-para quien sabe escucharlos-
en el huancar de las breñas,
como zumbidos de hondazos...

Es alto honor de cardones
alzar su tronco en un valle
donde las manos del hombre
procuran dignificarle...
Mas los indios que no alzaron
su rebelión en la gesta,
repecharán como cardos
eternamente una cuesta.

Esta leyenda, contada
en toditos los fogones,
contáronme en La Quebrada
dos viejos como cardones-.

1 comentario:

yasmin principe dijo...

muchas felicitaciones por su blog,un placer haberlo encontrado.