sábado, 19 de noviembre de 2011

Leyenda del Indio Cruz


El indio Cruz fue tropero
Desde su propia niñez,
De mozo más de una vez
Cruzó burlando el otero.
Los pantanos, un carguero
Con sus yeguas enrabadas,
Bien gato en las achatadas
Pa no dejar huella alguna
Ni puede esperar la luna
Pa reconocer picadas.

Con Galau pa la tablada
Salió hace años pa’tras
Y no volvió nunca más
Al lugar de su morada.
Allí dejó abandonadas
Yeguas que eran su fortuna
Un rancho rodeao de tuna,
De talas y cina-cina,
Prendas gauchas y una china
de gurisito en la cuna.

Lejos alzó otra querencia
Y como el tiempo pasó
Todo aquello le borró
A el hombre de su existencia.
Pa mejor sobre su ausencia
Tejió el pago una leyenda
Dicen que en una contienda,
En un duelo a campo abierto
El Indio Cruz había muerto
Por el amor de una prenda.

Pero en una tarde, sentao
En la pulpería de un gringo,
Vió Cruz desmontar de un pingo
Un gaucho bien empilchao.
Venía el hombre de bocao
En un redomón corriente,
Manió cuidadosamente,
Rienda arriba lo dejó
Y en la pulpería dentró
Saludando cortésmente.

Solicitó el domador
Una copita al pulpero
Y pa beber el talero
Dejó sobre el mostrador.
Pero Cruz o’servador
Por instinto natural,
Y a más de forma visual
Igual que el gato matrero
Le reconoció el talero,
El tirador y el puñal.

Iba marcharse el paisano
Cuando una copa bebió
Pero Cruz lo interrogó
Con un:- “No se vaya, hermano
Que todavía es temprano
Y usted es joven todavía”.
En lo que el mozo decía
Con inquietud picaresca:
-“¡Qué quiere que me envejezca
Clavao en la pulpería!”.

-“No tanto, hermano, quisiera
Solo el tiempo suficiente,
Para que usted honradamente
Mi pregunta respondiera.
No se si es la vez primera
Que por estos pagos cruza,
Pero si no se rehusa
En conocer tengo empeño
El final que llevó el dueño
De las prendas que usted usa”.

-“Yo también quiero saber
Lo que usted me ha preguntado;
Que fue muerto me han contado
Por culpa de una mujer.
Nunca pude esclarecer
Bien la cosa cómo fue
Y según por lo que sé
Como él era forastero
El que lo mató, aparcero,
Creo que ni preso fue”.

"Con Galau pa’la Tablada
Salió hace años pa’trás
Y no volvió nunca más
Después de aquella tropiada.
Allí dejó abandonada
Junto a estas pilchas camperas
Unas yegüitas changueras
Las que han sido subastadas
Y una mujer muy cansada
De esperarlo en la tranquera.

“Si la vida me presenta
Al matador donde cuadre,
Frente al puñal de mi padre
Tendrá que rendirme cuentas.
No busco entre la tormenta
De dudas y desaciertos:
Vivo rogando y no acierto
Ni tirando a las alturas
Dónde está la sepultura
De mi padre si es que ha muerto”.

El Indio Cruz comprendió
Que aquél hombre era su hijo
Y en un abrazo le dijo:
-“Tu padre muerto soy yo!”.
Mudo el paisano quedó
Frente a la revelación
Fue tan grande la impresión
Y el estremecido abrazo,
Que sintió como en pedazos
Partírselé el corazón.

Y así muere la leyenda
De Cruz que no había muerto
En un duelo a campo abierto
Por el amor de una prenda.
Tan sólo al dejar la hacienda
Cambió de rumbo y querencia
Llevando la penitencia
Clavada en su corazón:
Justificar la razón
Pa’tan misteriosa ausencia.

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