viernes, 18 de septiembre de 2009

Lonja y guitarra

(Foto: Eduardo Amorim)

(Foto: Aldo Sessa)

Jinete y potro a la par,
valor, fiereza y agallas;
y junto a esa misma talla
la dulzura del cantar.
Seis cuerdas y en su vibrar
dos expresiones amarran,
cuando mi raza bizarra
unifica el sentimiento
y adorna el eco del viento
con la lonja y la guitarra.

Lonja que se hace chasquido
cuando cae entre el pelaje,
sonoridad de coraje
que el aire lleva prendido.
Brazo firme que va erguido
y se dobla reiterando
en cada golpe dejando
la intención de ese jinete,
que se juega sobre el flete
para seguir jineteando.

Y guitarra: compañera,
novia y madre del trovero,
sabia de un viejo madero
que tuvo raíz coplera.
La esencia más verdadera
para cantar y querer;
la que es hermoso tener
apretada contra el pecho,
tal vez por haberla hecho
con forma de una mujer.

Lonja y guitarra las dos;
guitarra y lonja muy juntas
parecen decir en yunta:
-"Así lo ha querido Dios".
Por eso marchan en pos
buscando un mismo camino
que le señala el destino
y tenga color de cielo,
ser insignia de este suelo
del sentimiento Argentino.

Lonja: pedazo de cuero,
cara y cruz del animal;
ayer protección cabal
hoy golpe rudo y certero;
tu sonido siempre fiero
lo hace arquear al reservao,
y mientras el condenao
va sujetando bufidos,
en el aire suspendido
por vos se agranda el montao.

Y guitarra: nido de canto,
cofre sonoro de sueño,
pudiste haber sido un leño
y en vez de fuego sos llanto;
tu armonía es el encanto
que al jugar lo hace trovero
y el acento cancionero
un viejo amor le recuerda;
transitando entre las cuerdas
del puente hasta el clavijero.

Y así con lonja y guitarra,
guitarra y lonja a la vez;
va surgiendo la altivez
de mi raza más bizarra.
Y cuando el verso se narra
unificando un destino,
me siento gaucho genuino,
me siento más orgulloso,
me siento criollo y dichoso
de haber nacido Argentino.

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