sábado, 19 de noviembre de 2011

El boyerito

(Pintura: Carlos Montefusco)

Con la boinita gastada
y un ujero donde el pelo
aborbe la luz del cielo
por culpa de una capada.
La bombarcha remendada
ni una mirada precisa.
Por el estirón, la risa,
andaba en boca de todos,
cuando le dio por los codos
los puños de la camisa.

Tenía varias razones
por pasar tardes enteras
entre nidos de monteras
acariciando pichones.
En todas las ocasiones
su patrona se encargaba
si una alpargata mostraba
a su dedo gordo afuera
esperando que viniera
la otra que reemplazaba.

Guardaba de una carneada
una cuchiyita mocha
y su carita morocha
parecía como pintada.
En su petiza gateada
se la pasaba silbando
o se quedaba pensando
en recuerdo de la madre
cuando los retos del padre
lo dejaban lagrimeando.

Ya en su mente había trenzados,
tañidos de los cencerros,
el ladrido de los perros
y nombres de reservados.
De potros bien trabajados
de carreras muy habladas
de peleas, de tabeadas,
mentires de los fogones,
negociados de patrones
y cuentos de reseriadas.

Empañado en su purismo
le va dejando a la tierra,
la tradición que a él se aferra
y ejemplos de argentinismo.
Vivió de su padre mismo
angustias que lo desdeñan
y entre paisanos que sueñan
y con patrones de maña
va aprendiendo en la campaña
lo que los libros no enseñan!!

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