sábado, 19 de noviembre de 2011

La muerte de Juan Canales

(Dibujo: Eleodoro Marenco)

Cuando el sol a cielo ancho
desparramaba su brillo,
me gritó desde el portillo
un chasqui, llegando al rancho.
Yo me encontraba muy pancho
dando rienda a mis querellas,
recontando las estrellas
de mis capitales viejos
y ordenando los consejos
que fui juntando en las güeyas.

Llegaba de unos caminos
con mi guitarra viajera,
que es la amplia compañera
de mis sueños peregrinos.
Empapado de sus trinos
romántico de su ensayo
quemao del sol por su rayo
y con el alma más pura
con rayones de maclura
y el cuerpo olor a caballo.

¿Quién escribe en estas fechas?
decía mi mente intranquila
si el que no se halla en la esquila
se ha metido en las cosechas.
Y en unas letras mal hechas
me contaba que unos males
le aplastaron "los baguales"
del pecho, y que se desgarra,
que vaya con mi guitarra
me pedía el viejo Canales.

Y me largué pa'su pago
diba al puesto de una estancia,
a dejarle la fragancia
que perfumaba su halago.
"Al buche" le tiré un trago
pa'andar la jornada entera,
me acomodé en la galera
tiré arriba las valijas
cuidando la de clavijas
por lo que pucha pudiera.

Y cruzando campo abierto
cuando estábamos llegando
me fui en la posta enterando
de que mi amigo había muerto.
Quedé en las penas cubierto
aplastao por la distancia
llegué hasta "la vigilancia"
y en la tranquera cha digo,
pensé si no está el amigo
pa'que dentrar a la estancia.

Me volví pa'mi querencia
en un letargo profundo,
como si nada en el mundo
arreglara mi existencia.
Y ante la pura evidencia
de mis sueños peregrinos,
andando por los caminos
recuerdo a mi viejo hermano
porque al morir un paisano
mueren muchos argentinos.

No hay comentarios: